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domingo, 23 de enero de 2011

Perros flacos



No hace mucho, mi amigo Argüelles me comprometió a recordar lo que se citaba sobre los perros flacos en el Martín Fierro. Aunque sí tenía en la mente aquello de “nunca llegues a parar donde veas perros flacos”, el vicio de la vanidad me llevó a repasar el texto (tengo un ejemplar guarnecido en vitola de vacuno nonato, un regalo) para poder copiar los dos sextetos que acompañaban a la frase, tirándome de paso el moco de parecer que poseo una ordenada biblioteca en la cabeza. Aunque tal cosa no existe, siempre quedan pedacitos de papel doblados en siete mitades entre los pliegues del cerebelo. Y uno de ellos, apropiado para este caso, es un trozo de las Coplas del Payador Perseguido, de Atahualpa Yupanqui, aunque yo siempre se la oí al malogrado y admirado Jorge Cafrune: “La vanidá es yuyo malo que envenena toda huerta. Es preciso estar alerta manejando el azadón, pero no falta el varón que la riegue hasta en su puerta.” Pese a que había cumplido con el encargo, desde entonces tuve el presentimiento de haber visto, leído u oído algo más sobre los canes a régimen. Puede que mi agilidad mental y la rapidez de reflejos vaya quedando cada vez más mermada por el puto Alzheimer de los cojones y que la ubicación de las escasas o únicas neuronas con las que nos adornamos los varones no suela estar precisamente en la cabeza, pero eso sí, cabezones somos un rato, al menos yo. Esta mañana, a eso de las seis, se me abrió el entendimiento y me quité un peso de encima. Al fin lo encontré, ya decía que lo había leído antes. Así que copio y pego:

 Mi caballo, el Desbocao, es mi amigo, medio de transporte, y a la vez, mascota. Y cuando lo digo, no puedo dejar de sentir pena por quien fué, en alguna oportunidá, mi mascota más preciada: mi perro, el Mamerto.
Pero, como en toda relación de amistá, a veces surgen diferencias.
Con el Desbocao, esas diferencias aparecen, cuando:
1) Yo quiero ir pa ´un lao, y él, pa ´otro.
2) Cuando cantamos a dúo. Al margen de la desafinación, el muy equino se niega a hacerme los coros, adotando un protagonismo que me enllena de rabia.
Y hablando de rabia, otra vez me acuerdo del Mamerto, que lo parió!
Ma sí... Si la melancolia me va ganando la pulseada, me dejo llevar por la derrota, aflojo los mocos, y les recito la puesía que le dediqué. No sin antes aclararle al disgraciao, que si un día quiere volver, la tranquera va a estar abierta para él. Venga solo, o acompañao...

El Mamerto

Si no saben entuavía
yo tenía un perro flaco.
Un buen día, el muy macaco
se pirdió tras una hembra.
Después ´e una noche de siembra
volvió entuavía más flaco.

Lo senté bajo la luna
y le hablé de hombre a perro.
Le dije:-
Le diste fierro?
Ahura te quiero ver.
Quién les va a dar de comer
a los cachorros, Mamerto?

Me miró como diciendo:
-Quién me quita lo bailao?
Y se quedó ahí, sentao,
como pidiendo perdón.
Le dí flor de patadón
y lo rajé de mi lao.

Ahura estoy arrepentido.
-Tanto tienes, tanto vales,
decía el gaucho Rosales.
Y nunca nada más cierto.
Cómo lo extraño al Mamerto!
Que vivan los animales!



Esto está sacado de un blog argentino, La Pluma del Nemesio, un tipo sensible y sencillo de entender pese a que no se sepa lunfardo. Lo repasaré de cuando en cuando para cultivarme, por aquello de que "la arena es un puñalito, pero hay montañas de arena", aunque cada vez escribe menos y más distanciado. Lástima, ahora que ya lo había colocado entre los favoritos para no volver a perderlo. Imagino que a Nemesio le habrá ocurrido lo que tarde o temprano nos ocurrirá un día a todos, se habrá cansado.

3 comentarios:

Por Dios!!! hacía tiempo que no leía algo tan bonito como el poema al Mamerto. Pareciera que quien lo ha escrito es uno de esos hombres que piensan que hay que "ser hombre" manque duela. Creo que es algo diferente a la vanidad... pero no encuentro la palabra con que definirlo.

Gracias por traérnoslo hasta aquí


Besos

Alakano, me gusta leerte, sí, me ha encantado.
Insiste, repite, dejanos más cosas escritas. Los pobres mortales que poblamos este rinconcito te lo vamos a agradecer.
Un beso, alakano, y buen día
Ziencia

Pues espero que Nemesio regrese y que tú no te canses, y si lo haces, que se poco tiempo y para tomar impulso.

Un saludo.

Alacena de las Monjas