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martes, 11 de enero de 2011

Y LOS DIOSES PUSIERON NOMBRES A LAS COSAS

Se quedó extasiado mirándolo. Su atractivo color rosáceo y turgente pero muy suave piel lo cautivaron. Nunca había visto algo tan bello ni tan apetecible.
¿Te gusta Alba? –Preguntó.
Es precioso. ¿Puedo morderlo?
-Claro, pero no aprietes que puede doler.
-No te preocupes.
Y Alba hincó sus dientes y el néctar le llenó la boca.
Pues tenemos que ponerle un nombre Alba. ¿Qué se te ocurre Coque? Soy muy mala para la gramática.
Vamos a ver. –Intervino Coque. ¿Está rico? Y ella dijo que riquísimo.
Entonces está muy claro lo llamaremos albaricoque.

3 comentarios:

Tengo curiosidad por el melocotón, Patrón. Puedes sacarme de la duda?

Resumiendo, Mr. Ripley. ¡te encanta el albaricoque!

Un saludo.

Alacena de las Monjas