Del labio ignora el tacto o lumbre oscura
sorprende, meta física, su centro.
Por eso se ha metido en un convento.
Mas la Iluminación no encuentra cura.
Obsesión de la carne, larga y dura,
que inunda la colina de los sueños,
¿cuanto tiempo tendrás en la estrechura
a la que, llaga, gime por su dueño?
Luz del Amor, rompe ya el velo infame
que la visión impide de la dicha.
¡Buen Maestro, no olvides a tu alumna!
Aparta de ella la sierpe que lame
o amárrala ya al fin a esa columna
si en tal altar ha de morir la bicha.
1 comentarios:
Me gusta el poema, thedius, jajajaj. Un besito
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