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lunes, 7 de febrero de 2011

Pejiguera




Cuando el otro día DND tuvo a bien regalarme con este calificativo se me empezó a abrir el entendimiento de los recuerdos, pues parece que la memoria a veces me funciona con bolas de plomo en los tobillos. Recordaba que hace dos veranos, y teniendo en cuenta que llegaba el turno ese de las hogueras en la playa y las sardinas en espetón, me hicieron los regalos habituales: un cartón de Marlboro blando y un Lacoste negro de manga corta que pasó a engrosar la fila de los que se amontonan en el cajón de arriba a mano izquierda según se abre el armario y que, a medida que pasan los años, van adquiriendo en base a usos y lavados tonalidades diferentes que oscilan desde el negro profundo y reciente hasta el gris marengo cada vez más pálido de los añejos. Aquel año hubo un añadido sorpresivo más, un libro. No por su presencia física que me rebosa, sino por su contenido. Es el de la fotografía que ilustra esto. Hacía tiempo que le tenía ganas y que lo buscaba, dado que determinado tipo de cultura nunca sobra y jamás sabemos en qué modo y ocasión podemos utilizarla así que, por si las moscas, más vale irse agenciando un vocabulario adecuado y no limitarnos a las dos medias docenas de tacos al uso y ya manidos. Conste que es una obra seria y extensa (1050 páginas) y el autor, el tal Pancracio Celdrán, se ha currado el asunto y ha realizado una labor de investigación que para sí la quisieran los que indagaron quien mató a Kennedy. Supongo que ya sabéis que soy andaluz, pero para quien no lo sepa se lo digo, soy andaluz. Cuando niño, recuerdo a mi madre decirme eso de: “anda, Manolín, cómete la tortilla y no seas pejiguera”. Pues esto es lo que dice la obra de marras:
Un pejiguera es un individuo naturalmente dotado para dar la tabarra y causar hastío a quien ha de aguantarlo. Sujeto quisquilloso y pijotero cuya capacidad para aburrir y sacar de quicio es ilimitada; latoso y pesado que saca de sus casillas al más cabal. Persona o cosa que no nos trae provecho y sólo ofrece dificultad y molestia. El dramaturgo riojano del siglo XIX Bretón de los Herreros usa así el término: “Sobre que no puedo olvidarme del canasto, vaya que es pejiguera…” es decir, que a cuento de cierto canasto que no conviene quede olvidado antes de emprender el viaje, da el coñazo de manera insufrible. Es palabra todavía de uso familiar en el sur y en el sureste de España. Corominas afirma ser voz latina: de (malum persicum = fruta de Persia) o melocotón, de la que el duraznillo es una variedad, y de ahí el árbol que lo produce, el prisquero, términos ambos de uso en el levante murciano, de donde procede su acepción originaria: priesgo o durazno chico de sabir picante utilizada allí desde el siglo XIII. Con el significado de dificultad y embarazo, recoge el término Esteban de Terreros en su “Diccionario castellano con las voces de ciencias y artes” (1765), de donde lo tomó la Academia para incorporarlo al diccionario oficial a principios del siglo XIX. Con el valor semántico que aquí interesa deriva del latín “persicaria” o versicaria, hierba cuyas hojas semejan a las del melocotonero o prisco, de ahí su nombre, que en Asturias dio el término preceguera = ansia, deseo excesivo y vehemente que puede llegar a ofuscar los sentidos y embotar la mente. Así, a la persona que insiste y no ceja en su propósito lo llamamos pejiguera. Dice la copla:
De un año de casá con pejiguera
tengo tres penas:
hambre, poco dinero
y dolor de muelas.
En Andalucía llaman así al pegajoso y molesto que se hace sumamente pesado imponiendo su presencia. En Canarias, como en el resto de España: pelmazo. En las villas cacereñas de Valencia de Alcántara y Arroyo de la Luz llaman así al empachoso y plasta que da la vara. Y en la ciudad Navarra de Tudela, peljiguera.

En fin, ya me he enterado a fondo y a conciencia de qué va la vaina cuando a uno le llaman esto, un peso más que me quito de encima.

4 comentarios:

alakano, para mi pejiguera, que así lo recoge el DRAE.. es aquel que nunca está contento con nada y a todo le saca faltas, de todas formas tu post te delata, también se usa para definir al individuo que se la coge con papel de fumar... pero como dice el refrán "mal de muchos...... epidemia", así que no te preocupes por el epíteto, que quien no es alguna vez pejiguera en la vida?

DND

jajajajaja duelo de pejigueras? genial el post, Alakano. Me encanta saber los significados y los orígenes de las palabras que utilizamos, de forma habitual. Por cierto, me gustan mucho los Lacoste negros.
Besos a los dos pejigueras.

Jajaja, Alakano, excelente libro, y excelente texto de presentación.

Un saludo.

Alacena de las Monjas

¿te llamó todo eso y no le has retirado la palabra?jajaja...nos has ilustrado muy bien del significado.Un saludo. Eva.