Blogroll

sábado, 22 de enero de 2011

Clorato potásico



Esto de la ilustración es una cajita de cartón que venden en las farmacias y que por dentro viene lo que dice por fuera. Cosa lógica, porque si uno va a la farmacia y compra una caja de pastillas de clorato potásico, lo que menos podemos esperar al abrirla es encontrarnos dentro, por ejemplo, tres condones debidamente enrollados y lubricados. Más que nada, porque sería de mal gusto tener que ir a la farmacia a pedir una caja de Durex o Prime cuando lo que en verdad necesitamos es el clorato potásico. Hecha la introducción aclaratoria, diré que en el prospecto se indica que estos comprimidos sirven, al chuparlos, para el alivio sintomático de la sequedad de la boca y el mal aliento consecuente. Lo que no estoy en disposición de asegurar es de si para tal alivio de síntomas también pudieran valer los preservativos, aunque creo que ahora los hay de sabores y nunca se sabe. Estas cosas del progreso a veces nos despistan y, como prueba de ello, tengo por ahí una foto de una máquina expendedora de profilácticos en donde alguien escribió al lado de la ranura de las monedas: “Estos chicles son un asco”.
El caso es que el KCIO3 (clorato potásico) puede usarse también, además de para el alivio sintomático de la sequedad de la boca y el mal aliento consecuente, para hacer unos fuegos artificiales en la mesa, a la hora de los postres de Nochebuena y los peques que están alrededor flipan en colores. En definitiva, es uno de los componentes de las diversas clases de pólvora que existen en el mundo. Las más industriales usan nitrato sódico o nitrato potásico, pero esos son más higroscópicos, no se venden en las farmacias y dan menos colores. Como ahora no voy a ponerme a explicar la reacción química del asunto, quién es el comburente y quién el combustible, resumiré y acabamos.
Necesitamos azufre en polvo (lo venden en droguerías para echar por las esquinas y evitar que los perros se hagan pis). Y carbón (un trozo de esos vegetales que empleamos para la barbacoa). En un mortero, reducimos a polvo las pastillas del clorato. Quitamos el polvillo y en el mismo mortero reducimos a polvo el trozo de carbón. Ya tenemos tres polvos y esto no es una orgía, aviso. Mezclamos los tres en las siguientes proporciones: mitad de clorato potásico, 35% de carbón y 15% de azufre.
Y esta mezcla, la ponemos haciendo una raya larga en un plato o sitio que aguante el fuego. Después, a la raya esa la encendemos por una punta y… arde, haciendo fosforitos.
No se aconseja esnifarla ni aunque nos hagamos ilusiones.

3 comentarios:

me ha gustado lo de via oral.. no se que pasaria si te las metes por el recto..

jajajajaja bueno, no has estudiado la aplicación de la que nos hablaron el otro día?
Intentaré lo de los fuegos artificiales en el siguiente cumpleaños infantil... lo prometo.

¡Mi inutilidad para la química me llevará a no probar la receta que comentas! Pero si me gustan tus textos y tus fotos, que son todo un poema para la vista.

Un saludo.

Alacena de las Monjas